
Viajando entre sueños ella se encontró con una niña.
La observaba, detenidamente.
Se veía feliz, jugaba, nada parecía importarle.
Miraba los árboles, se acostaba en el suelo a observar las nubes, pero algo llamó la atención de ella; esa niña, le parecía familiar. La sentía cerca, como si fuese parte de su vida.
La siguió observando. Vio que su rostro mostraba felicidad, pero también veía tristeza en sus ojos.
-¿Qué le pasará?, se preguntó.-
Siendo tan pequeña y frágil, sus ojos reflejan una pena enorme.
A lo lejos la niña sintió que la observaban, y se acercó a hablarle a la joven que tanto la seguía con la mirada.
-¿Por qué me observas tanto?, le dijo.-
La joven, con algo de torpeza, la miró y le dijo, -Yo solo te veia jugar.-
-Mientes, le dijo la niña.-
-Yo sé que me observas. Tú piensas que me conoces y aunque no lo creas si te conozco y tu a mí. Sólo recuerda un poco, has memoria, mira en tu interior.
Sé que miras mis ojos, los que hoy están tristes, pero a pesar de eso reflejo una felicidad inmensa, y es que estoy feliz, pero tengo miedo.
-¿Miedo de que?, le pregunto la joven a la niña.-
-Miedo de que me olvides...
La joven intrigada por las palabras de la niña, intento búscar una respuesta, pero ella corrió y se perdió en el camino.
Se quedo pensando... y después de horas encontró una respuesta...
Esa niña, tan familiar, era ella ...
Y ahora entendía sus palabras.
No tenía que olvidar lo que realmente fué y seguia siendo ... esa niña soñadora y feliz.-